miércoles, 25 de mayo de 2016

Cuento: El niño del saco mágico

El niño del saco mágico

Durante un  día nublado y  con mucho viento, apareció un niño llamado Andrés el cual venía desde muy lejos cargando un saco en el cual, se  decía que si metías la mano podrías sacar cualquier cosa
En su camino se detuvo al ver a otros niños jugando en una cancha grande, pero él  notó de que uno de ellos llamado José  tenía la mirada puesta en él, el decide acercársele y  este le preguntó ¿de dónde vienes? ¿Qué traes en esa bolsa grande? Respondiendo Andrés apenado le dice: vengo de muy lejos y esto que traigo es un saco mágico.
Muy asombrado José le pregunta si ¿puede meter su mano para sacar algo?
Respondiendo Andrés le dice que sí y abre el saco.
José metiendo su mano agarro un objeto y lo saco; no sabía que era y su curiosidad empezó a despertar, hacerse muchas preguntas sobre que era ese aparato, para que servía etc. Entonces vieron que tenía 2 botones uno para prender y a paga y el otro era para subir y bajar volumen.
José decidió hundir un boto que era para encender y salió una luz, decidió subir el volumen, se dieron cuenta que de ese aparato salía un sonido el cual hacia mover sus cuerpos de forma rítmica y los 2 niños fueron corriendo a mostrarle a los otros niño el genial sonido que salía de ese aparato y decidieron hacer una gran fiesta toda la tare.


Fin

Histografia


El niño del saco mágico 

Cuadrograma





jueves, 3 de marzo de 2016

Nativos e inmigrantes




Los estudiantes del Siglo XXI han experimentado un cambio radical con respecto
a sus inmediatos predecesores. No se trata sólo de las habituales diferencias en argot, estética, indumentaria y ornamentación personal o, incluso, estilo, que siempre 
quedan patentes cuando se establece una analogía entre jóvenes de cualquier generación respecto a sus antecesores, sino que nos referimos a algo mucho más complejo, profundo y trascendental: se ha producido una discontinuidad importante que constituye toda una “singularidad”; una discontinuidad motivada, sin duda, por la veloz e ininterrumpida difusión de la tecnología digital, que aparece en las últimas décadas del Siglo XX.
Los profesores del Siglo XXI han de aprender a comunicarse con sus estudiantes a 
través de una lengua y de un estilo común. Ello no significa cambiar el significado 
de lo importante, de lo trascendente, ni tampoco implica fijar otras habilidades distintas. Muy al contrario, significa, por ejemplo, abandonar el “paso a paso” por el “ir 
más rápido”; implica profundizar más, pero siempre en paralelo, implica acceder 
desde y bajo el azar, etc.
Concluimos afirmando que los educadores deberían intentar abrirse a la realidad, 
sin calificar a un método de ineficaz, olvidando sus tradiciones y su tendencia 
a la repetición de fórmulas didácticas del pasado.

Derechos de autor: Marc Prensky.